miércoles, 15 de agosto de 2007

ABOUT EMO.........

bueno, muchos no saben en realidad que Carajos es emo, te preguntaras, sere emo?, soy algun tipo de esas personas? bueno te indicare algo aki

El movimiento de los chicos tristes. Emo (del inglés, abreviatura de “emotional”,
en castellano, emocional)
1.Dícese del género musical vinculado al punk-rock y al hardcore que se desvió del camino al incorporar letras personales y melodía, al contrario que el hardcore.
2.Término despectivo para personas sensibles que sufren en solitarion.
3.Etiqueta musical que agrupa a bandas de entre 1985 1995 como Fugazy y que en 2007 renace con grupos como My Chemical Romance o Fall Out Boy. “Parar de respirar, rajarme la garganta/ Tengo que ser un “emo”/ no pego botes cuando voy a conciertos/ Tengo que ser un “emo”/Tinte en mi pelo y laca en mis uñas/ Tengo que ser un “emo”/ Toco la guitarra y escribo notas suicidas/ Tengo que ser un “emo” (Letra de “Emo Kid”, del grupo americano Adam&Andrew). Primeros pensamientos: ¿Qué c*** es un emo? ¿Por qué quiere suicidarse con tanto ahinco? ¿Hay que hacer tantas tonterias para ser lo que puñetas sea emo? En realidad, los versos son coña marinera. Adam&Andrew son dos americanos colgados que se han marcado esta canción para reírse de una subespecie de góticos que inunda las calles de medio mundo. Son chicos que llevan cuidadosamente ocultos 2/5 de su cara con un flequillo enorme en pico, que van vestidos color ataúd, embutidos en pantalones pitillo y sumergidos bajo capuchas que impiden que el sol les arañe la cara y les derrita el maquillaje. Escuchan música muy guitarrera, medio punk, medio hardcore, medio metalera. Recitan versos sobre la melancolía y la infinita tristeza que provoca la incomprension de ser diferente. ¿Y por qué se rien de ellos? Mayormente, porque son muy “emotivos”. Y ya se sabe que para un tercio de la población, la emocion de un adolescente varón deviene irremediablemente en homosexualidad y desviación. Atención a la estrofa final de Adam&Andrew: “Mis padres no me entienden, ¿sabes?/ Creen que soy gay sólo porque me vieron besar a un chico /Bueno, en realidad fue a un par/ Pero, ¿no estamos en el siglo XXI?/ ¿No pueden dos tios besarse sin ser gays?”. Pero la cosa va mas allá de estética y sentimientos. Para otro tercio de la poblaci´n el nuevo “emo” amenaza el equilibrio y el buen hacer de la música. Por un lado, se hacen cruces los “emo” con solera: devotos del punk-rock hardcoreta de mediados de los 80 y principios de los 90, de bandas underground de EEUU como Rites of The Spring (mas tarde metamorfoseados en Fugazi), Sunny Day Real State, Minor Threat… Todos seguidores de la filosofía del camino recto, el “straight edge”: no se bebe, no se toman drogas, no se fuma, no se come carne y, en los casos mas extremos, no se folla. Por otro, los punks puristas: Punk son los Sex Pistols y los Ramones y no AFI, My Chemical Romance, Panic! At The Disco o Fall Out Boy, los “emo actuales”. Más bofetadas: incluso los góticos les odian y se suelen referir a ellos como “criaturas espeluznantes”. El otro tercio de personas cabreadas que queda está alarmado hasta la náusea. Cree que el “emo” del siglo XXI azuza con sus letras depresivas a los adolescentes al suicidio, a hacerse daño, a volverse introvertidos. El chillido de alarma lo dio Sarah Sands, una periodista del muy, muy conservador diario inglñes Daily Mail. En su artículo se podían leer cosas así: “Ha aparecido un nuevo culto adolescente muy peligroso. Los “emo” son parte de la cultura gótica y lo que los distingue es la celebración de la autolesión. Compiten en webs adolescentes sobre las cicatrices que atesoran en sus muñecas y cual es la mejor manera de lucirlas. Pero adorar la miseria y la muerte es una tradicion adolescente muy asentada. ¿Cuántas habitaciones han sido empapeladas con posters de Marc Bolan o Kurt Cobain?” Unos se parten de risa ante los topicazos que enarbola la periodista inglesa quien, además, se cree a pies juntillas la canción de Adam&Andrew y se refiere a ella como •una alarmante pieza de culto en internet”. Otros se inflan de preocupación: ¿Sus hijos están siendo abocados al suicidio colectivo? El delirio llega cuando la madre inglesa escribe una carta de respuesta al Daily Mail contando la experiencia cercana a la muerte de su hija, una fanática de la banda de Nueva Jersey, My Chemical Romance: •Mi hija tenía una depresión terrible y ví como se desvanecía ante mis ojos hasta que Gerard Way (el lider de My Chemical) vino en persona a hablar con ella. Él le enseñó a apreciar la vida”. Docudrama total. Pero esto no se reduce a madres adictas a guiones de películas de después de comer. En el Reino Unido cada vez que se pega en la calee un cartel de alguna de estas bandas neo oscuras aparece con pintadas de este estilo: “Puto “emo”. Que le digan a Iggy Pop que esto es punk y les matará”.
“El “emo” es una *#3.@ claro no!!. Se está cargando toda la escena”. Donde el asunto se calienta de verdad, como siempre, es en el semanario inglés New Musical Express. Desde principios de 2006 reciben cartas de insultos hacia el movimiento y en abril lanzaron un órdago como solo los hooligans saben hacer: sacaron en portada a Panic” at the Disco, una banda de Las Vegas que enerva a los detractores por su uso bulímico del maquillaje. Dan Martin, periodista de NME, comenta que “la portada de Panic! Ha sido la que más correos de lectores furiosos ha provocado en nuestros 54 años de periodismo. Y eso en el historial de NME es amplio.” Y en verano se arma la marimorena en el festival de Reading: Panic! At the Disco se plantan en el escenario y en dos segundos le disparan a Brendon Urie, su cantante, un botellazo en forma de zepelín que le tira al suelo. Él se levanta y termina el concierto.: “Podía haber sido peor. Podía estar muerto. Pero lanzamos un mensaje a todos los que nos odian: ¡Nadie podrá pararnos!”. Ese mismo día, en el mismo festival, les toca a My Chemical Romance. Gerard Way estrenaba pelo color platino y el resto de la banda los uniformes de mejores amigos de la muerte que llevan en todos los directos. Justo cuando se suben al escenario empieza tal diluvio de botellazos que lo de Panic! Era como si hubiera chispeado. Ellos ni se inmutan. La última canción va con dedicatoria: “Este tema se llama “Gracias por todas las botellas, el meado, por las bolas de golf, gracias por todas las manzanas y por la *#3.@ pegajosa”, aulló Gerard Way con una sonrisa de estar a un paso de mutar en un asesino en serie. Dan Martin escribe para NME “La semana que el emo se convirtió en el enemigo público número I” y termina con una filosófica reflexión: “Si nos dedicamos al rock es porque éste simboliza apertura de mente, porque nos consideramos diferentes y porque odiamos la intolerancia. Si acabamos todos a cuchilladas, ¿nuestra sangre no será del mismo color?” En estas situaciones siempre se echa de menos a los hermanos Gallager, de Oasis, para avivar la llama del mal. Gracias al dios de los hooligans bocazas ya tienen herederos: los pipiolos de Kasabian. En NME hacen amigos: “Esta música daña a los chavales, les deprime, les hace llorones. No tiene nada positivo, es lo más parecido a la muerte. Que le jodan al emo. Vamos a disfrutar la vida”. Hordas de fanáticos se lanzan contra ellos: “Si estos macarras sacaran sus cabezas de sus culos sabrían que están jodidos porque no son iconos como My Chemical Romance”. Otro lector traza una balanza imaginaria: “Los emo odian a los macarras. Los macarras, a los emo. La sociedad funciona. Es como el perro y el gato.” Y otro ahondaba un poco mas en esto de los odios.: “Los emo se odian a ellos mismos. Los góticos odian a todo el mundo. Los emo quieren suicidarse. Y los góticos quieren cargarse a todo el mundo.” De buen rollito. Sabemos lo que piensan los puristas. Lo que escriben las madres coraje. La defensa de la vida alegre de los hooligans. Vale. ¿Y que dicen los artistas emo? Primero, se sienten super respaldados por un público leal que compra millones de discos (los que ves aquí han alcanzado varias veces las ventas de platino, que en EEUU esquivale a un millón de álbumes vendidos) y por la crítica musical que ha encontrado sus discos como lo más excitante del año. Y lo demás, por partes. A saber: 1) Sobre incitar al suicidio. My Chemical Romance, que son los que más palos se llevan, no paran de repetir que sus letras son una exaltación de la vida. Frank Iero, el guitarrista, saltó en respuesta a lo publicado en el Daily Mail: “Esto es lo más divertido que tiene la ignorancia, que nunca entenderán nada. Más divertido aún: el único movimiento joven que ha apoyado este diario ha sido el de las juventudes Hitlerianas. En realidad, todo se reduce a lo mismo: cualquier cosa que otorgue poder a los chicos lo identifican con el mal”. Pete Wentz, el líder de Fall out Boy, tuvo un intento de suicidio en 2005. Después relató a RolligStone que siempre había estado fascinado con los suicidios de dos malditos: el poerta Elliott Smith y el cantante de Joy Division, Ian Curtis: “Es dificil de pensar y de entender. No me considero un genio incomprendido. Sólo soy un chaval confundido”. Los hermanos Way, fundadores de My Chemical, tienen también un historial complicado: Gerard sopesó varias veces suicidarse por la afición desmedida a las drogas y Mikey tiene un trastorno psicológico bipolar que le hace estar más veces sumido en su miseria que híper contento por vender millones de discos. 2) Sobre ser unos niñatos ñoños que no tienen ni idea de música “Tenemos todo a nuestro favor para que nos odien. Millones de fans que llevan nuestras camisetas, salimos maquillados, tocamos música muy hardcore en radios comerciales y nuestro cantante parece un clon del puto Ziggy Stardust. ¿Cómo no nos van a odiar? Pero siempre tenemos algo en mente que trasciende a todas estas cosas: vamos a cambiar el mundo”, zanja Mikey Way, bajista de My Chemical Romance. 3) Sobre el emo como eje del mal Todos se han quejado varias veces de ser encasillados bajo esta etiqueta. Panic! At the Disco ya han dicho en una portada del NME que el emo apesta y que quieren ser los próximos Radiohead. Fall Out Boy se sienten más cercanos al punk de Green Day que a cualquier de sus compañeros de emo generacion. Y My Chemical Romance insiste en que ellos son rock’n’roll y que odian todo esto. Pero no debería sorprender. El primer mandamiento emo es odiarse a si mismo. Sin piedad. Eso es el articulo... luego vienen reseñas sobre AFI, Panic!, Fall Out Boy y MCR, solo pongo la de MCR, que las otras ya me daba pereza... XD My Chemical Romance “Tenemos todo para que nos odien” Gerard Way, el chico rubio platino de 29 años que pergeña discos doble platino, duerme con la luz encendida. Antes del diluvio de discos vendidos con TCFSR (su segundo album, que en 2004 fagocitó dos millones de unidades), Way era un efebo gótico tradicional: pálido y moreno catacumba. Cuando escribió The Black Parade (uno de los discos del año para Rolling Stone) con el resto del Amor Químico (Ray Toro, Frank Iero, Mikey Way y Bob Bryar, todos del estado de Nueva Jersey) se involucró tanto en la parafernalia oscura que decidió teñirse de rubio albino: “Así parece que estoy realmente calvo y enfermo”, confiesa la voz cantante de My Chemical. De hecho, Way ha estado tan chungo que llegó a parecer un muerto viviente. Pero eso fue de esnifar cocaína y beberse todo lo que rondara los 96 grados: “Me daba tanta vergüenza actuar, soy tan tímido, que necesitaba convertirme en otro”, contó a la edición norteamericana de RollingStone. En un festival en Japón en 2004 estaba tan ciego que tuvo una epifanía: “Quise revitalizar la banda y nos enclaustramos con Rob Cavallo (el productor del American Idiot de Green Day) en una mansión de un barrio muy pijo, Silver Lake. El problema es que estaba encantada y todos lo pasamos fatal. Y cuando creíamos que todo se iba a la *#3.@ compusimos The Black Parade”. Y he aquí todo un disco emo: un cd conceptual de un hombre que muere de cáncer y que hace el tránsito de la vida a la muerte acompañado de un desfile mortuorio. Una estética de uniformes negros, mujeres victorianas con máscaras de gas y animales con mutaciones. Y Way, un líder omnipresente que representa una curiosa miscelánea entre Ziggy Stardust, Meat Loaf y Billy Corgan. “Lo sé. Tenemos todo para que nos odien”, reconoce Way, que ahora se atiborra de todo lo que es bajo en calorías: ha pasado de más de 100 kilos a meterse en unos pantalones pitillo. Todos, mientras tanto, levitan con las figuritas de superhéroes que acaban de salir con su cara, con la película que están planeando rodar sobre el concepto de The Black Parade e invadiendo cada centro comercial de cada país que pisan en busca de rarezas de colección de La guerra de las galaxias. Por cierto, Gerard Way, amén de la luz encendida, sigue durmiendo en el sofá de casa de sus padres. No vaya a ser que vengan los monstruos.

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